Estuve hace unas semanas por el norte de España de vacaciones. Suelo ir al menos una vez al año porque me flipa el norte, y como todavía no he visitado mucho, cada año voy a un sitio diferente explorando nuevos lugares. Este año tocaba Cantabria, ya que siempre que he ido a Asturias he pasado por allí y no había parado nunca. Enrique, un colega del curro, me dijo un camping en Cantabria, que queda justo entre Santander y Bilbao, así podía visitar ambas ciudades en un momento, y me animé a ir.
El camping era una pasada, pertenece a la localidad de Oriñón, según sales tiene una playa bastante grande entre dos montañas. La playa es bastante llana y el agua no está muy fría para ser el Cantábrico. Una pasada. Cuando llegué y me instalé, me fui a mojar los pies en el mar y me puse en contacto con mi colega de erasmus Jonan por si estaba por Bilbao y así nos veíamos al día. Él encantado me dijo que me iba a enseñar la ciudad.
Al día siguiente fui para tierras vascas, previa ducha de agua fría ya que las duchas estaban rotas y me ofrecieron un cubil en la recepción del camping, con toda la buena intención, hay que decirlo, pero sin agua caliente, parece ser. Una vez salí y aparqué por la ciudad, quedamos en una boca de metro y mi amigo vino andando. Nos saludamos y empezamos a hablar. Estuvimos de pinchos dando vueltas por Bilbao sin parar, contándome un montón de datos de la ciudad una vez nos pusimos al día, y frikeando de vez en cuando. Por todo el paseo nos pusimos hasta el culo de comer. ¡Ay las albóndigas de un barcito de una plaza, que buenas están! Son un motivo por el que volver. En general hay que volver porque Bilbao mola y mas en compañía cojonuda como es Jonan.
Sin embargo, quiero resaltar algo, y es la vida que tiene Bilbao. La gente está en la calle andando de un lado para otro. De hecho, mi colega me dijo que el, si podía, iba andando. Luego otro detalle en el que me fijé era que él iba a comprar en las tiendas, nada de compra online (salvando una excepción por cosas suyas personales). También me contó que en la ciudad había negocios de varias generaciones, y eso era debido a que muchas familias tenían la costumbre de ir a tal sitio, tal día a consumir tal cosa, por ejemplo, a una heladería los domingos a merendar a por un helado. También me estuvo contando que se intenta priorizar por lo local, por un lado para no tener que estar comprando a tomar por culo, y por otro para que el dinero se quede en la zona. Todo con un cariño por la tierra, que me dieron ganas de quedarme a vivir allí, ya que Bilbo es una ciudad para vivir, entre la situación y el ambiente. Y creo que se podría aprender un poco de esto. Ya se que nadie va a cambiar porque otra persona le diga esto o lo otro, y mucho menos si lo lee por un blog, pero a mi me dio tan buen rollo ver que la gente allí funciona así que lo tengo que decir: podríamos aprender a hacer vida y a valorar lo que tenemos alrededor coño, a comprar un libro a la librería de toda la vida en vez de pedirlo por internet y ya que estoy me doy un paseo y saludo al señor que le está echando de comer a las palomas en el parque, y así me despejo, y no tanta puta red social ni tanto esperar tres días sin salir de casa con miedo a que el repartidor me traiga el paquete justo cuando he bajado a por el pan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario