jueves, 22 de febrero de 2024

Jueves Jugón: los inicios

De pequeño mis padres tenían que ir con mi hermano a Talavera muchas tardes. Yo no me podía quedar solo en casa con 4 años así que tenía que ir con ellos. ¿El problema? Que me mareaba como si me hubiera bebido trece cervezas, con 4 años, y a la vuelta siempre echaba la papilla. Así que después de un tiempo, mis padres decidieron dejarme esas tardes con mis abuelos. Mi abuelo Eduardo era mas serio, pero mi abuela Paca era todo cariño. Según entraba, a mano derecha, estaba el pequeño salón con la estufa de leña a tope, y un brasero de picón bajo la mesa camilla. Ella en una hamaca de mimbre en el centro del saloncillo, delante de la estufa. La primera vez que me dejó me llamó y no se si sacó una baraja española, o ya la tenía, pero la barajó y me enseñó rápidamente como jugar a la brisca. Y desde entonces las cartas me flipan. Recuerdo que no sabía bien como iba el juego, pero lo jugaba y según lo jugaba lo pillaba, y mi abuela no me timaba, si ella ganaba se llevaba la mano, y si yo ganaba me la llevaba yo aunque no me enterara. Y cuando lo empezaba a pillar, la daba la brasa una y otra vez con jugar a pesar de que ella estaba cansada, algo que sigo haciendo con cualquier incauto que quiera jugar a juegos conmigo, y ella no decía que no hasta que no estaba realmente cansada. Esas tardes no las olvido, fueron mágicas simplemente por eso, por jugar con mi abuela a la brisca. A pesar de que igualmente me mareaba al atardecer por el monóxido de carbono que despedía el brasero.

Es muy posible que de esos momentos que me viene el gusto por las cartas. Mis juegos favoritos son de cartas o tienen como componente importante las cartas. Luego mi primo Alejandro nos regaló a mi hermano y a mi las cartas Magic, y quedé aún mas prendado. Y una cosa llevó a la otra, hasta que he llegado a tener varios juegos de mesa repetidos, es decir, la decadencia.

Y con esta pequeña historia, que me recordó mi amiga Eli, comienza la "sección" Jueves Jugón, en la que cada jueves voy a hablar de juegos de mesa. No se que tal va a estar, pero me apetece hablar de esto y lo voy a hacer porque, recuerdo que esto lo hago para quedarme a gusto y no para agradar a la peña, y creo que esto es lo que hace que guste tanto a la peña. 

jueves, 15 de febrero de 2024

alarma de cabrones

Los jueves y los viernes en el curro son un poco diferentes para mí. No es que "sea viernes y el cuerpo lo sabe", pero va de que el cuerpo sabe cosas.

Hace un tiempo conocí a un ser... humano, claro, que me lo hizo pasar mal. Lo que hacía era hacerme entender que sentía algo por mí, y yo, bobo perdido, estaba que no cagaba con ella. Tras unos rifirrafes me declaré a ella, y ella se rió de mí, me dijo que me consideraba un amigo, pero que si llegaba el momento, podíamos seguir siendo algo mas. Había cosas constantemente que me chirriaban, pero esto fue lo que me reactivó la alarma de cabrones que tengo en el cuerpo, la que avisa que ciertas personas no son de fiar. Seguimos siendo amigos, pero había cosas que activaban esa alarma. Una era que, de vez en cuando y sin motivo alguno, me decía que me quería, sin habérmelo dicho nunca, y por otro lado se agarraba a mi brazo, también sin motivo, arrimándose mucho, demasiado. 

La alarma se me puso a tope cuando, en una ocasión en el curro me mandó a hacer una tarea sin necesidad, sin pedírmelo directamente, es decir, usando la pena para manipularme, y por supuesto ignorándome después. Tras unos días le dije que era una persona manipuladora y mentirosa y que no quiero tenerla en mi vida. Y hasta el día de hoy. Así funciona la alarma de cabrones.

He tardado en darme cuenta que, cada jueves y viernes, cuando la veo, lo que me pasa es que se me activa la alarma de cabrones. Me pongo inquieto y en alerta. Realmente no hay un peligro como tal, pero como tuve una horrible experiencia con ese ser... humano, se me activa. No es la única persona con la que se me ha activado desde entonces, y siempre he acertado. Es el aviso que me da mi propio cuerpo para alejarme de ciertas personas. Antes directamente no me daba, la tenía apagada, trataba de agradar a todo el mundo para que no hubiera conflictos. Ahora la alarma se activa, dejo las cosas claras y me alejo lo que puedo de ese tipo de personas que se aprovechan de los demás, de ahí el nombre de alarma de cabrones.

No es una sensación agradable, ya que lo que pide el cuerpo es alejarse lo mas posible de esta peña, pero, por necesidad y normas sociales es imposible. Y como desactivarla me cuesta caro, hay que convivir con ella. Lo que hago es, en la medida de lo posible cuando me doy cuenta que está activada, me mentalizo en que lo que me pasa es que tengo la alarma activada, y no que estoy obsesionado o que no puedo olvidar esa mala experiencia, para que la alarma baje un par de tonos la intensidad, pero no se apague. Muchas veces, sentir cosas negativas no es tan malo, solo hay que encontrar el motivo.

martes, 13 de febrero de 2024

pause

Vaya semanita con esto de mi padre. No soy mucho de contar cosas de personas concretas, prefiero mantenerlas en el anonimato o escribir algún comentario sin darle demasiada importancia, porque, al final, esto es un desahogo. Pero ya que esto es lo que está afectando a mi día a día, incluido el escribir, lo cuento. Y, antes de nada adelanto que mi padre está bien.

Empiezo la semana pasada y mi cuñada me cuenta que se va de urgencias con mi padre porque no se siente bien. Mas tarde me dice ya en urgencias que le van a poner un marcapasos, que coja ropa. Yo, me tranquilizo usando la filosofía estoica y voy para el hospital sin pisarle al coche ni nada por el estilo, aunque, cuando entraba en el aparcamiento del hospital casi me llevo a una señora por delante en un paso de cebra. Esa filosofía ayuda, pero no es infalible. A mi padre le ingresan y todo va relativamente bien.

El martes todo sigue bien hasta la operación, donde mi padre empieza a perder un poco la noción de donde está y cuando ha entrado y eso nos preocupa a mi hermano, a mi cuñada y a mi. Por lo demás todo bien.

El miércoles, tras un par de pruebas para ver que todo va bien, vuelve a casa y mas o menos centra la cabeza.

De jueves al sábado, estamos apañando un poco la casa y arrancando de nuevo para que todo vuelva a cierta normalidad. En ese momento mi padre empieza a hacer de las suyas. Mi padre es sencillo, cuando hay cambios en su vida, se pone nervioso, y cuando se pone nervioso, lo paga con quien tiene cerca, que normalmente somos su familia. Lo que pasa que todo el mundo tiene cambios en su vida, y el quiere que todo sea predecible.

Si a esto le sumamos que mi coche no arrancaba y que no he podido estudiar, creo que está bastante claro que llego al domingo con la cabeza como un bombo. Y este lunes hago un par de compras en mi pueblo, soluciono lo del coche y me voy a trabajar. Al salir hablo un rato con mi amigo Luis y despejo la cabeza, y me voy a mi piso, con la habitación hecha un desastre con ropa por todos lados y todo frío. Ceno algo y me quedo sobado en el sofá. A las cuatro y pico de la madrugada me despierto y me voy a la cama.

Por la mañana me despierto tarde, desayuno y me quedo en el sofá repasando mentalmente todo lo que tengo que hacer, sin ganas de nada. Estoy mentalmente hecho una braga, pero hasta que no me he parado un rato a mirar cualquier chorrada en youtube no me he dado cuenta. Creo que muchas veces es importante darle el botón de pause a la vida para poder digerir todo lo que nos pasa, aunque sea de vez en cuando.

miércoles, 7 de febrero de 2024

ignorantes

El año pasado hice un viaje mítico a Barcelona. Para amenizar el viaje en tren me llevé el libro Cómo ser un estoico de Massimo Pigliucci, un libro que recomiendo pero que no me entusiasmó, prefiero El pequeño libro de la filosofía estoica. Creo que el libro del italiano trata ciertos temas estoicos mas desde el punto de vista del autor que de la fuente clásica original, y es normal, ya que el autor es un filósofo y ha adaptado la filosofía a su propia forma de pensar, ya que éste saber permite coger y adaptar a gusto del consumidor.

Uno de los temas que trata Massimo, Massi para los amigos, es el mal. Según esta filosofía, no hay mal, ni gente mala ni nada, simplemente ignorancia, por lo que si alguien obra mal es por ignorancia. A mi, esa explicación me pareció muy simple e ingenua. Yo, que estaba muy dolido porque una mala persona me estuvo tratando mal durante un tiempo, me negué a aceptar eso.

Meses después, mientras pensaba en nazis, le daba vueltas a la idea de que había oficiales del ejercito que habían arrestado las fuerzas americanas, que en los juicios decían que solo recibían órdenes. ¿Es que no se enteraban que lo que hacían estaba mal? Pero fui un poco mas allá, ¿acaso las personas que apoyaban a los nazis no veían que se les había ido la cosa de las manos? Porque les seguían apoyando. Y, a día de hoy, ¿no es obvio que lo que hicieron los nazis es algo malo?, entonces ¿porqué sigue habiendo nazis? Y se me encendió la bombilla, que hay ideas que hacen a la gente que las acepta tontas. Al final, la filosofía estoica tenía razón.

No es verdad que haya una raza superior, sino mas bien hay razas que tienen unas características, y en algunos aspectos son mejores y en otros peores que otras razas, pero no se puede afirmar que haya una raza superior. Sin embargo, los nazis adoptaron esa idea, que no es verdad, por lo que les convertía en ignorantes ya que esa idea hacía que no hicieran caso de algo que es verdad, y con ello hacían las barbaridades que hacían, eran ignorantes poderosos. Es decir, hacían cosas malas por ignorancia.

He puesto el ejemplo nazi porque fue algo exagerado, para que se vea bien. Otro ejemplo para que se vea que incluso uno se puede putear a si mismo, es tener complejo de inferioridad. Por x motivo, una persona piensa que es menos que todo el mundo, por lo que todo lo malo que le pasa lo justifica, y lo bueno piensa que ha sido por suerte, y además es una persona que vive por los demás, está claro que esa idea no es cierta, esa persona es una ignorante, y es mala consigo misma.

Esto explica muchas cosas, y hace que me plantee como tomarme ciertas actitudes, y es por eso que hay que estar siempre aprendiendo. Y si, a veces pienso en nazis.

martes, 6 de febrero de 2024

Cristianismo, nihilismo y estoicismo

Referente a la anterior entrada todo está saliendo bien, gracias a Dios. Y ya que me has sacado el tema, voy a hablar sobre como el cristianismo me influyó en como soy. Que bien hilao, ¿verdad?

En fin, chistes mierdas aparte, creo que gran parte de como soy lo debo a que me he criado en la religión cristiana. Todo eso de ser bueno, ayudar a los demás y tal lo hacía de pequeño porque pensaba que había un gran señor todopoderoso que me estaba vigilando al milímetro, y no podía hacer nada que no fuera lo correcto. Comulgaba (otra vez hilando fino, que bueno soy) con muchas de las ideas que planteaba Yisus, y que, a día de hoy mas o menos sigo. Por otro lado, también he arrastrado cosas que me limitan y me hacen pensar de manera retrógrada y, aunque me de cuenta de ello, no lo puedo evitar, y además, las cosas buenas en ocasiones han resultado malas para mí, haciendo que los demás se aprovechen, y por eso no me gusta la religión.

A los 18 años, creyendo en todo lo que me decía el cristianismo, y debatiendo de porqué todo eso existía con un compañero de bachillerato, me vi un documental, que a día de hoy no se yo que tal de rigor es, pero que no solo hizo que los cimientos de mi fe se tambalearan sino que se hicieron añicos. No voy a hacer hincapié en que documental es, ni en si tenía razón o no, ya que respeto las creencias de la peña, pero resumidamente me hicieron pensar que la religión cristiana:

  • Tiene hechos similares a lo largo de la Biblia, es decir, las historias se repiten.
  • Comparte muchas cosas con la religión budista o los mitos egipcios, en cuanto a fechas y hechos muy concretos.
  • Es muy similar a religiones anteriores a ella.
  • Tiene hechos comunes a caballo entre mitos tribales, por ejemplo, en los mitos egipcios se adoraba al Sol, que es el dios salvador del mundo, que lucha contra el mal y nació un veinticinco de diciembre.
  • No tiene otras evidencias, aparte de la Biblia, que respalden lo hechos que aparecen en la propia Biblia.
  • Ha quitado algunos de los textos originales de la Biblia y ha dejado los que creía convenientes. 
No se si me dejo alguna cosa mas, pero a mi me dio que pensar que el cristianismo es una mezcla de creencias, que a su vez vienen de tratar de explicar ciertos fenómenos con el conocimiento que se tenía entonces. Por lo tanto no puedo afirmar que Dios existe ya que no hay evidencias sólidas, pero como tampoco hay evidencias de que no existe, no puedo decir que no existe. Aunque para mí, la balanza está a favor de que no existe ya que no hay pruebas, pero diré mas bien que es mas probable que no exista a que exista. Y esa es la definición de agnóstico.

Así me quité una gran presión, sin embargo, no solo me quedé en eso, en plena juventud y rebeldía a mi manera, en pleno comienzo de carrera científica, sin el peso de sentirme mal, bueno con un poco, ya sabes que me quedaron ciertos dejes, y con la cabeza absorbiendo cada idea, me empecé a preguntar si no hay Dios, ¿cual es el sentido de la vida? A día de hoy no he resuelto esa pregunta, y aunque voy vislumbrando a mis 33 años, que ya me vale, por donde tengo que tirar, igualmente pienso que mi vida, y la vida en general, y porque no decirlo, la existencia de todo no tiene sentido. ¿O acaso una piedra tiene sentido? La piedra existe debido a una serie de procesos físico-químico-geológicos sin un propósito. Es el resultado de esos procesos. Pues lo mismo con los seres vivos. Esto es, lo que inició mi nihilismo, que es la filosofía que, en resumen dice que nada tiene sentido. Es tan potente como peligrosa, porque si nada tiene sentido, que mas da si robo, o si no hago mis obligaciones, o si mato. Pero, incluso es peor que eso: que mas da hacer lo que sea, y pasan los días y ves que las acciones no tienen sentido y te quedas en el sofá como un móvil buscando 5G, sin cobertura, intentando hacer cualquier cosa pero sin hacer nada. Te va matando poco a poco con su pesimismo.

Pues esto me pasó cuando además estaba fracasando en los estudios, buen combo. Por un lado me daba la explicación a un montón de cosas, pero por otro me dejaba KO. Poco a poco le fui viendo cierta gracia, y por inercia por un lado, y por ciertos golpes de motivación seguí para delante. Aparte fui haciendo mía la filosofía, como no, cada uno coge lo que quiere de las cosas y las hace suyas, ¿porqué no iba a hacerlo yo? Así que pensé, y sigo pensando, que aunque las cosas no tienen sentido, hay que seguir haciéndolas. Primero las que uno debe hacer, y luego las que a uno le gustan, ya que son la motivación necesaria para vivir.

Ahí estuve, mas o menos bien, hasta que, el año pasado lo pasé bastante mal, y si no llega a ser porque escuché de la filosofía estoica, ahora mismo habría perdido la cabeza. Ya había oído algo antes, pero cuando me llamó la atención fue escuchando en un podcast sobre un superdotado que había coescrito El pequeño libro de la filosofía estoica, y hablaba como en su trabajo y en su vida usaba esta pragmática filosofía para tomar decisiones y quitarse preocupaciones de la cabeza. Me fascinó la idea, me lo leí y a partir de ahí me autoproclamé estoico. Es una filosofía tan sencilla que es difícil adoptarla, aunque, a veces lo hacemos sin darnos cuenta. Yo la resumiría en que hay que aceptar que las cosas son como son, y busca la tranquilidad mental. Una vez interiorizas eso, uno se deja de si debería de pasar esto o que va a pasar mañana. También dejé de intentar ser como no soy. Lo que pasa que toda una vida con ciertas manías no las quita un pensamiento, es necesario tiempo para que me cale hondo. 

Además, no contradice lo positivo de las otras filosofías anteriores. Si quiero ayudar a alguien, puedo, mientras me lo pida, ya que sino estaría ocupándome de problemas que no son míos y eso es algo que esta filosofía no recomienda, ya que está fuera del alcance y no puede solucionarse. En todo caso, habría que ocuparse de enseñar a como resolver ese problema, en caso de saber como se hace. Por otro lado tampoco contradice que las cosas no tienen sentido, ya que se deduce del método científico, por lo que son así y hay que aceptarlas, todo bien.

De hecho, es un martillo pilón contra los muros pesimistas del nihilismo. Los machaca y los tira dejando que entre el aire fresco y la luz, dejando ver un paisaje agradable. Me explico, hace que el pesimismo desaparezca, pero no aporta optimismo, no te vuelves positivo, simplemente ves las cosas sin juzgarlas. De hecho a veces se me olvida como aplicar esta forma de pensar y vuelvo al pesimismo sin querer, y tengo que volver a decirme que hay que aceptar las cosas como son y vivir acorde a la naturaleza, y vuelvo a tranquilizarme.

Por último, también por mi base mas o menos pesimista a veces tengo que darme un toque optimista y sacar un aspecto positivo sobre algo, me ayuda a, en momentos de mierda, seguir para delante. Un buen método lo aprendí del mismo podcast, pero diferente invitado, y dice que antes de dormir, pensar en algo positivo que te haya pasado en todo el día. Puede ser algo sin importancia, no te tiene que haber cambiado la vida, pero si algo bueno. También puede ser algo muy bueno. El caso es que si haces esto cada día antes de dormir, cambias la mentalidad y ves las cosas de otra forma. O al menos a mi me ha servido, aunque sea una chorrada. Si me lee Víctor Amat me arranca los huevos.

En resumen, se podría decir que soy un estoico nihilista con manías cristianas.

P.D: he "investigado" un poco por si te interesaban los podcast y los invitados de los que hablo, que creo que pueden ser de interés, al menos para ponértelos de fondo cuando estés limpiando. El podcast se llama Lo que tu digas de Alex Fidalgo, un crack que habla de cosas con muchas personas de interés. Los invitados son, el de la filosofía estoica Javier G. Recuenco, que habla sobre superdotados, y el de pensar en positivo es Andrés Oppenheimer, dejo links:

lunes, 5 de febrero de 2024

un susto

Estaba esta mañana duchándome cuando Bea, mi cuñada, me llamaba. Resulta que mi padre no se encontraba muy bien, y la había llamado a ella para ir al médico, y me lo estaba diciendo. El pasado sábado, él me dijo que no se encontraba bien, así que le pregunté si ir al médico y no quiso, así que no era para tanto y me fui a comprar. A la vuelta tenía unas cuantas llamadas de Bea. Al llamarla yo me dice que le van a poner un marcapasos, imagina la sorpresa.

Después de dar un par de vueltas como pollo con cabeza, pero pollo asustado, cojo el coche y me voy al hospital donde le van a ingresar. Voy sin ir tan nervioso como creía que me iba a poner, supongo que es una mezcla entre la filosofía estoica, y que el susto gordo ya me lo llevé hace unos años, cuando murió mi madre.

En el camino no le doy demasiadas vueltas, y al llegar en seguida le ingresan y, tras esperar un rato, por fin le vemos en la cama directo a la habitación. Su aspecto no es malo, lo único que no se puede levantar de la cama. Parece ser que el corazón está haciendo mas esfuerzos de lo normal, y no es conveniente que se levante y ande.

Tras la visita de la médica, decidimos que por la tarde me quedo yo y por la noche mi hermano. La tarde es tranquila, me puedo terminar el segundo libro de Víctor Amat, Autoestima Punk. A la noche nos cambiamos mi hermano Darío y yo. Llego a mi casa de siempre y me sitúo y ceno. Estoy reventado y eso que no he ido a trabajar.

Y por eso no he podido escribir antes. Si todo sale bien, mañana operan a mi padre, el primer paso para ser el hombre biónico.

viernes, 2 de febrero de 2024

la cafeína

Este lunes no tenía una taza limpia, y por pura vagancia me dije a mi mismo que ese día no tomaba café. De hecho, me propuse en todo el día tomar café. Los resultados fueron desastrosamente satisfactorios. Es decir, estuve echo polvo, pero con la felicidad de haber sobrevivido un día entero sin cafeína. Así que me planteé dejarla, esta vez para siempre. 

La sensación que tengo, aún lleno de cafeína es de ojos hinchados y secos, de cansancio permanente, y de no descansar cuando duermo. Ha mejorado, pero todavía estoy así, supongo que hasta que no me deshaga de los remanentes de cafeína no volveré a un estado descansado óptimo. 

Tampoco bebía tanta cafeína, simplemente un café solo por la mañana acompañado de un tazón de cereales, y al merendar una coca-cola light. Pero con mi condición de altamente sensible supongo que es demasiado, y como me gusta muchísimo el café, es mejor dejarlo del todo. Es por todos sabido que es adictivo, no es una droga como tal, pero siempre es necesario una vez has empezado a tomarlo, tomar un poco mas. Al principio da ese plus que necesitas, luego es necesario para arrancar. No se cual es el siguiente paso si sigues.

Y no es la primera vez que tengo que dejar esto. Cuando empecé en este trabajo, al dar café gratis me enganché, como dos veces. Y anteriormente en la universidad lo mismo, aunque menos constante. Y podría retrotraerme hasta llegar a la niñez, cuando mi padre nos daba cucharadas de café con leche bien azucarado, eso sí, descafeinado, pero que rico estaba. Supongo que ese recuerdo y el hecho de que active y enganche es por lo que me gusta tanto.

Esta semana, además e hecho un poco de trampita. A pesar de no haber bebido café o coca-cola, me bebí un par de nestea, que es té, que tiene teína, una molécula parecida a la cafeína con casi los mismos efectos, es decir, que a lo mejor no descanso por beberme unos tés. Y casi muerdo el anzuelo con un caramelo de café de un compañero. Pero bueno, supongo que a veces hay que dejar a un lado esas cosas que nos gustan tanto pero que nos hacen daño para poder tener una buena vida. Yo sigo sin cafeína y un poco zombi, a ver lo que duro.

jueves, 1 de febrero de 2024

Los exámenes

El viernes pasado tampoco escribí, y fue por falta de tiempo. Estoy sacándome un módulo de informática y resulta que el sábado pasado tenía los exámenes finales del cuatrimestre y necesitaba estudiar y mentalizarme. Desde la universidad mi relación con los exámenes no es la mejor. Estudié Biología en la Universidad de Extremadura, y tardé siete años en tirar la toalla sin resultados positivos. Según pasaban los años mas me ponía nervioso en la época de exámenes, hasta el punto de tener fiebre y problemas para ir al baño. Una de las razones por lo que me pasaba esto es que sentía una presión muy grande, ya que no avanzaba, pero a su vez me hacía estancarme, lo cual me producía mas presión, imagínate como me ponía.

Entonces empecé a aprender a enfrentarme a los exámenes. Una de las cuestiones es la de ir al examen y quedarme en blanco. Se que suena a escusa, pero realmente parecía que todo el cuatrimestre y toda la panzá a estudiar que me había pegado no valía para nada. Adivina la sensación que tenía. Eso es, todavía mas presión. La solución a eso es muy compleja. Yo he tenido que ir relajándome y mentalizarme en que se de lo que me preguntan, pero es mas fácil hacerlo que decirlo. Por supuesto, estudiar ayuda a ir bien. Muchas veces he ido a exámenes casi sin estudiar y todo esto se ha disparado. Estudiar desde el principio y no pegarse el atracón es importante.

Otra cuestión, que en verdad es lo mismo, es los nervios. Ya en la selectividad vi que según hacía los exámenes, y según pasaron los días tenía mas nota, independientemente de lo que me preparara. Eso se debía a los nervios que pasaba, antes y durante los exámenes. Según estaba enfrentándome a un reto similar a lo largo de los días iba estando mas tranquilo y preocupándome menos de si lo hacia bien o mal y mas haciéndolos. Por eso, mentalizarse, y decir que cosas así ya las has hecho es algo bueno para calmarse, o que no es para tanto, solo son unas hojas en blanco, no atacan. Porque a veces justo repetir una experiencia que acaba mal siempre puede dar lugar a estar en las mismas situaciones y ya predisponer para que ocurran esas malas experiencias. Y hay que romper con eso, en este caso, quitando importancia y pensando que no es algo malo, solo es un examen.

Además, como eran varios exámenes en un mismo día o incluso, examen teórico por un lado y práctico por otro, era usual salir y encontrar a compañeros comentando las jugadas. Por lo general, eramos chavales diciendo que habíamos puesto, a veces era acertado y a veces erróneo y justificando porque lo habíamos hecho. Eso me volvía muy inseguro, ya que todo lo que ponía me parecía erróneo, así que decidí evitar las charlas después de los exámenes. Al final es otra manera de calmar los nervios. Me llevaba los cascos y me ponía música, o me apartaba. Eso me ayudaba a mantener el estrés a un nivel mas o menos manejable.

Otra de las razones por las que hacía esto es que había compañeros que empezaban a dinamitar a otros, no se muy bien porqué, pero, en ese estado de estrés, no parecía que llamara la atención de nadie, simplemente hundían a los demás como si fueran adversarios que se quitaran. En realidad el adversario es el examen en todo caso, y poco o nada tiene que ver que apruebe un compañero con que apruebe otro. Por eso, si evitaba hablar con cualquier compañero después de los exámenes evitaba a las personas que me hundían. Por otro lado, las evitaba también durante el curso. Y, además, muchas veces evitaba personas que me aportaban. La verdad que tenía mucho estrés y aislarme era la única manera que veía para que los nervios se calmaran. Lo que aconsejo para esto es, si en una conversación sobre un proyecto, como puede ser sacar unos estudios, la persona con la que hablas te hace sentir mal de alguna manera, pasa de esa persona, pero para todo. Y si aporta cosas buenas y te hace sentir bien, sigue viendo a esa persona, no seas como yo.

Por último, hacer repasos de última hora es horrible. Se mezclan conceptos, uno se da cuenta de que no sabe absolutamente todo, enfatiza en unas cosas mas que en otras... vamos, vuelta a la presión y al estrés. En el mismo día de los exámenes yo ya no podía hacer nada, ni si los tenía por la tarde, así que para que intentarlo mas. No aprendía ni memorizaba, solo leía esperando que se me quedaran las cosas, descubriendo que no se me quedaron muchas mas. En realidad solo era la sensación, tenía muchas cosas comprendidas, pero se me juntaban muchas cosas, sentía esa gran presión y al final no me salía nada. Por lo que dejar de repasar a ultima hora es de lo mejor que he hecho.

Este pasado sábado apliqué todo esto y, por supuesto, he aprobado todo, o eso creo, están teniendo problemas para subir las notas. Pero, los resultados mucho mejor de lo que fue estudiar en su momento.